Un año, un año entero y parece que fue ayer. Promesas rotas y yo sigo igual, como si nada, envejeciendo cada vez más.

Y entonces, encuentras algo. Algo que te hace ver la gran felicidad que siempre has tenido y que un día elegiste rechazar. Algo espectacular. Algo que posee lo más valioso en la vida. Algo que te hace ver que puedes elegir, puedes elegir vivir pensando que todo es malo y negativo o vivir pensando que todo es maravilloso y hay algo por lo que hacer feliz a los que te rodean. Y yo, yo elijo hacer feliz a la gente, elijo reír hasta que no pueda más, elijo hacer todo lo mejor cada día, elijo que cada día ocurra algo bueno por insignificante que sea. Elijo reírle al futuro, elijo no llorar o intentar no llorar más, elijo que las trivialidades no me afecten, elijo crecer y no pensar que me quedan menos años por vivir, sino crecer pensando que ayer fue un día glorioso y me enorgullezco de haber hecho todo lo que hice. Elijo ser feliz a pesar de todo. Elijo que de una vez por todas desaparezca todo lo negativo de mi vida, y sobretodo elijo que tú desaparezcas para siempre.