Demasiadas cosas que decir. Demasiados sentimientos reprimidos. Demasiados rechazos. Demasiadas malas caras tragadas. Demasiados kilos. Demasiados suspensos. Demasiado tiempo desperdiciado. Demasiados te quieros callados. Demasiados falsos abrazos.
Y lo peor, lo peor es que no hay nadie a quien pueda decirselo y le importen cada una de mis palabras. Nadie a quién pueda confiarle todos mis pensamientos a pesar de que alguna vez haya pensado que si...
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